7 Reglas de Minimalismo para Organizar tu Hogar, Reducir el Estrés y Simplificar tu Vida
Si sientes que te cuesta organizarte, que el caos en tu hogar se ha apoderado de tu vida, y deseas abrir espacio para lo que realmente importa, estás en el lugar correcto. Las 7 reglas que voy a compartir hoy te ayudarán a poner en orden tu casa y, al mismo tiempo, simplificar tu vida de manera radical.
Sé muy bien que mantener el orden en casa puede ser todo un reto.
De hecho, una de las preguntas que más recibo es: "¿Cómo puedo organizar mejor mi hogar y mantenerlo en orden a largo plazo?".
Y aunque es cierto que muchas veces la falta de espacio de almacenamiento puede ser un problema (especialmente en lugares como Montevideo, donde incluso hay casas sin armarios), también es verdad que, en muchas ocasiones, acumulamos más objetos de los que necesitamos o podemos mantener organizados. Esto acaba restando paz y felicidad a nuestro entorno, porque todo lo que nos rodea afecta nuestra salud física, mental y emocional.
Pero eso no es todo ya que resulta que muchas veces subestimamos un factor crucial: la organización no es solo cuestión de voluntad, sino que está ligada a nuestra personalidad.
Un rasgo psicologico conocido como “Conscientiousness” (conciencia o escrupulosidad), indica que hay personas naturalmente más organizadas que otras. Esto no significa que quienes son menos organizados están fallando; simplemente responden a un componente psicofisiológico propio de su naturaleza. Este rasgo varía de persona a persona y puede verse influenciado por diferentes factores, incluidos desarrollos neurológicos como el TDAH, que hacen que la organización sea un desafío mayor para algunos (que te lo digo yo que siempre ando perdiendo cosas 😅)
A menudo veo mucha culpa por "no ser tan ordenados como se debería", y quiero aclarar algo muy importante: no es una cuestión de ser mejor o peor, simplemente de ser diferentes. La organización puede ser más o menos complicada para distintas personas, y no hay razón para sentirse mal o compararse con quienes tienen más facilidad para mantener el orden.
Más allá de nuestra predisposición personal, lo cierto es que para la mayoría de nosotros, el secreto no está en tener más cosas, sino en tener menos.
La clave para lograr un hogar más ordenado y equilibrado está en aprender a depurar y quedarnos solo con aquello que realmente necesitamos o que nos trae alegría. Sin embargo, entiendo que deshacerse de objetos puede ser difícil, especialmente cuando hay apego emocional involucrado.
Y recuerda, no existe una única manera correcta de organizar tu espacio. Lo que funciona para una persona puede no ser lo mejor para otra, y está bien. Cada uno de nosotros tiene un ritmo y un estilo diferente a la hora de ordenar. Lo importante no es cumplir con un estándar universal de organización, sino encontrar lo que te funciona a ti. Tal vez para ti sea suficiente con pequeños ajustes graduales o prefieras hacer una transformación completa de tu hogar. No importa el camino que elijas, lo fundamental es que sea un reflejo de tus necesidades y tu personalidad.
Así que, antes de seguir, respira hondo y libera cualquier presión por ‘hacerlo bien’. Aquí no estamos buscando la perfección, sino un entorno que realmente te sirva, a tu manera y a tu ritmo por eso, quiero proponerte un enfoque más sencillo y eficaz: apoyarnos en 7 reglas del minimalismo que te ayudarán a simplificar tu hogar y tu vida. Estas reglas no solo harán que la tarea de ordenar sea más placentera, sino que también te permitirán lograr ese objetivo de tener un entorno más claro, funcional y que contribuya a tu bienestar emocional.
Recuerda: mientras menos cosas tengas que organizar, más fácil será mantener tu hogar en orden. ¡Así que empecemos!
1.-Regla del metro de Caracas: “Para poder entrar, hay que dejar salir primero” o “Uno entra, uno sale”
Esta es una de las primeras lecciones que aprendí, gracias a mi querida madre. Inicialmente, la aplicaba solo a la ropa para mantener mi armario organizado (aquí puedes encontrar una publicación específica sobre organización de armarios), pero con el tiempo descubrí que esta regla se puede aplicar a cualquier categoría de objetos en el hogar, no solo a las prendas.
La esencia de esta regla es muy sencilla: por cada nueva pieza que deseas traer a tu hogar (ya sea una prenda, un objeto decorativo o una taza) debe salir una pieza vieja.
Este es un momento perfecto para realizar una mini depuración rápida. Si no seguimos esta regla, corremos el riesgo de acumular objetos innecesarios, lo que hace que mantener el orden se vuelva cada vez más complicado.
Es posible que al principio sientas que no tienes nada que “deba” salir. Pero te prometo que, si te detienes a reflexionar y estableces la firme regla de que antes de añadir un nuevo objeto, uno viejo (o roto, o desgastado) debe salir, te sorprenderás de lo que encontrarás. Hay cosas que ya no te aportan y que, definitivamente, estarías mejor sin ellas.
No te preocupes si esto parece abrumador; iré explicando más detalladamente cómo usar y combinar todas estas reglas a tu favor para que encuentres el equilibrio en tu hogar.
2.-Regla del: “Y si esto no fuera mío, ¿cuánto pagaría por comprarlo?”
Una de las mayores dificultades al hacer depuración en casa es el apego emocional que desarrollamos hacia nuestros objetos. Este apego puede llevarnos a otorgar un poder o un valor mucho mayor al que realmente tienen.
Para romper con ese apego innecesario y evaluar de manera objetiva el valor real de un objeto en particular, suelo hacerme la siguiente pregunta:
“¿Y si esto no fuera mío, cuánto pagaría por comprarlo tal como está?”
Esta simple pregunta te ayuda a salir del plano emocional y a pensar desde una perspectiva más racional. Es un ejercicio práctico que revela el verdadero valor del objeto y facilita la toma de decisiones.
Lo que a menudo sucede al hacerte esta pregunta es que te das cuenta de que ese objeto que pensabas conservar ha perdido su valor (al menos monetariamente) y puedes evaluar más fácilmente si realmente te aporta algo positivo.
Si descubres que no pagarías nada o muy poco por volver a comprarlo, es muy probable que no debería estar en tu hogar en primer lugar.
Es importante entender que tendemos a darle más peso a los objetos que poseemos simplemente porque son nuestros, en lugar de considerar su valor real en el mercado. Así que hacerte esta pregunta se convierte en un ejercicio sencillo pero poderoso que te permitirá determinar si el objeto que te cuesta dejar ir realmente vale la pena conservarlo.
3.- Regla del 90/90
Debo confesar que esta regla me generó incomodidad al principio. Sin embargo, una vez que la apliqué, descubrí su gran efectividad.
Si bien he adaptado el enfoque a mis necesidades y particularidades, el principio sigue siendo el mismo y la utilizo especialmente cuando el apego emocional me impide aplicar la regla anterior.
El principio es simple: evalúa si has utilizado el objeto en los últimos 90 días y se honesta/o contigo misma sobre la probabilidad de usarlo en los próximos 90 días.
Si no lo has usado y no planeas usarlo, entonces el objeto debe salir de tu hogar.
Uno de los desafíos que encuentro en esta regla es la tentación de “autoengañarme” o “autoexigirme” a utilizarlo en los próximos 90 días solo para justificar su conservación.
Por eso, he modificado esta regla para adaptarla a mi realidad: en lugar de hacer un chequeo de dos tandas de 90 días, reviso si utilicé el objeto en los últimos 6 meses o incluso hasta 1 año. Si la respuesta es no, lo desecho directamente, sin culpa, sin remordimientos, y sin tristeza.
Si no lo usé en ese tiempo, probablemente no lo volveré a usar.
Al principio, mirar 6 meses hacia atrás puede parecer poco, así que si te resulta más cómodo, puedes extenderlo hasta el último año.
Recuerda que la idea no es forzarte a deshacerte de objetos por el simple hecho de hacerlo, sino darte herramientas para que la tarea de mantener lo que realmente aporta valor a tu vida sea más fácil y sencilla.
4.- Regla: “Si no es de tu momento, entonces no hay fundamento”
Esta regla es una adaptación de la frase en inglés “If it’s not for your season, then there isn’t a reason” y me parece fundamental incorporarla como un hábito en nuestros momentos de depuración.
La idea es simple: romper con nuestras fantasías para pasar a la acción y no quedarnos atrapados en ilusiones y apegos que, sin darnos cuenta, terminan causándonos dolor.
Pensemos en ese pantalón que ya no me queda, que no he usado, pero que guardo con la esperanza de que un día pueda ponerme.
¿Te suena familiar?
Lamento desilusionarte, pero más que ser una motivación, estos objetos a menudo nos roban energía y se convierten en recordatorios constantes de lo que aún no está bien en nuestra vida. En vez de adoptar una mentalidad de abundancia, nos anclamos a una mentalidad de escasez, lo que nos llena de dolor y sufrimiento.
Querido lector/a, no vale la pena conservar esa prenda, esa pieza, ese objeto. Acepta tu realidad para poder transformarla después.
Este ejemplo muestra claramente cómo aplicar esta regla. Se trata de evaluar el propósito de cada elemento que nos rodea. Todo lo que tenemos debería traernos felicidad y alegría, y reflejar nuestra realidad de la manera más amable posible.
Dejemos de lado los objetos que, aunque fueron valiosos en otras etapas de nuestra vida, ya no nos identifican ni nos representan. A veces son esos adornos que conservamos por nostalgia. Pero en lugar de brindarnos alegría, a menudo nos llenan de tristeza por lo que fue o por lo que podría haber sido.
Los niños son mas felices que nosotros porque viven en el presente; son los verdaderos maestros del “mindfulness”. No se preocupan por el pasado ni por el futuro. Aprendamos de ellos y hagamos que nuestro entorno refleje nuestra realidad actual. Recuerda que este momento es un regalo. 😉
5.- La regla extrema del multifuncionalismo: Dile no a los objetos de un solo uso
Quiero compartir esta regla porque forma parte del concepto básico del minimalismo. Aunque aprecio la filosofía detrás de este movimiento, debo confesar que esta regla particular la aplico con cautela y moderación. No me rijo al 100% por ella, pero creo que es muy valiosa, especialmente para aquellos que están comprometidos plenamente con cambiar sus hábitos de vida.
Recuerdo que la primera vez que escuché sobre esta regla se hablaba de evitar objetos que solo pudieran usarse para un único propósito, como un picador de manzanas.
¿Conoces el utensilio que solo sirve para eso? Aqui te muestro el mio 🙂
Si bien mi picador de manzanas tiene un solo uso, lo encuentro extremadamente práctico y por eso lo conservo. Sin embargo, soy consciente de que, si no aplicara esta regla, podría acabar llenando mi cocina (y, por extensión, cualquier otro rincón de mi hogar) con objetos que ocupan espacio sin proporcionar un valor real a mi vida y que pueden convertirse en una carga si no los evaluamos bien.
Lo importante aquí es que, si hay un utensilio u objeto que realmente disfrutas y usas, ¡adelante, conservalo! Pero asegúrate de no acumular demasiados objetos de un solo uso. Pregúntate si hay opciones que cumplan múltiples funciones. La razón es simple: se trata de optimizar recursos, ya sea tiempo, espacio o dinero.
Así que, aunque esta práctica de rechazar los objetos de un solo uso la aplique con moderación, me parece fantástica para elevar nuestra productividad y simplificar nuestra vida.
6.- Regla “dejar de ser un lugar de almacenamiento para otros”
Esta regla es especialmente importante para mí porque he luchado mucho con ella, y sé que no soy la única. Déjame contarte un poco de mi historia personal para que veas el impacto que ha tenido en mi vida.
En 2016, emigré de Venezuela a Uruguay debido a la crisis política, social y humanitaria que atraviesa mi país (y que sigue vigente hasta hoy, en 2024). Dejar Venezuela con mi esposo fue una decisión difícil; solo llevábamos dos maletas y no teníamos nada más. Agradezco de corazón a una tía de mi esposo, quien nos recibió con los brazos abiertos y nos brindó su hospitalidad.
Como era de esperar, llegó el momento de emanciparnos y crear nuestro propio nido de amor. Sin ahorros y con sueldos que apenas alcanzaban, nos mudamos y aceptamos muebles regalados para equipar nuestro primer hogar. Pero aquí está el problema: nos llenamos de una mezcla de muebles que no combinaban, que no se adaptaban a las dimensiones de nuestro espacio, lo que complicaba nuestra practicidad y funcionamiento en el hogar. Aun más, estos muebles no nos representaban en absoluto.
Allí comenzó mi depresión (clínicamente hablando). Aunque los muebles no fueron la única razón, había problemas más profundos que no voy a abordar aquí. Lo que descubrí a lo largo de los seis años siguientes es que toda esa mezcla de objetos sin sentido, que no nos gustaban y que no eran prácticos, ralentizó mi recuperación.
A veces, pensamos que al “ahorrar” dinero estamos aprovechando una oportunidad, cuando, al final, el remedio puede salir más caro que la enfermedad. Tratar de eliminar la consecuencia sin atacar la causa no tiene sentido.
Entiendo que hay momentos en la vida que requieren sacrificios, pero el control siempre debe estar en nosotros. Llevamos años arrastrando esos muebles, diciéndonos: “luego los cambiamos”. La realidad es que han pasado los años y todavía seguimos teniendo piezas que no nos gustan ni nos representan, y que ahora contribuyen a aumentar nuestro estrés y ansiedad.
Cada elemento que introducimos en nuestro hogar nos afecta directamente. Por eso es fundamental hacerlo desde la consciencia. Esta vida es demasiado corta para rodearnos de cosas que no nos gustan. Debemos aprender a disfrutar más, a disminuir el sufrimiento y a elevar nuestro bienestar. NO HAY RAZÓN PARA QUE TU HOGAR SE CONVIERTA EN EL DEPÓSITO DE OTRO.
Y aquí quiero hacer una aclaración: no me refiero a aquellos objetos que realmente amamos o con los que tenemos una conexión emocional genuina, sino a aquellos que aceptamos de otros solo porque sí, por pensar que así “me ahorro algo”. Al final, lo que no pagas en esa pieza que te gusta, lo terminas pagando en felicidad, plenitud e incluso en salud. Así que, ¡atento con eso!
7.- La regla de los 5 minutos
Para concluir este apartado, hablemos de una regla desafiante, pero altamente recomendada para quienes luchan o tienen dificultades para mantener organizados sus espacios.
La he dejado para el final porque es un buen indicador de si necesitamos depurar más o invertir en muebles de almacenamiento adecuados.
La regla es sencilla: verifica si puedes organizar cada uno ed tus espacios en solo 5 minutos.
Si te toma más tiempo, probablemente tienes demasiadas cosas en esa habitación. En ese caso, mi consejo es mantener únicamente la cantidad de elementos que se puedan organizar en ese breve tiempo. Alternativamente, podrías necesitar piezas clave de almacenamiento
Puede sonar extremo, pero organizar en solo 5 minutos simplifica tu vida, ahorrándote tiempo para dedicar a lo que realmente importa.
Y, atención, no se trata de eliminar todo a veces, lo que realmente necesitas es un buen mobiliario de almacenamiento.
Si has aplicado las reglas anteriores y aún no puedes organizar en 5 minutos, puede que no necesites deshacerte de más cosas, sino incorporar muebles de almacenamiento más eficaces.
Lo ideal es contar con, al menos, un mueble destinado al almacenamiento en cada habitación de tu hogar. Aquí te dejo una lista de los más comunes según cada habitación:
Para dormitorios:
Mínimo 1 armario/guardarropa.
Adicionalmente, puede haber una mesa de noche y un aparador.
Para baños:
Mínimo 1 armario/estantería para productos de cuidado personal.
Adicionalmente, considera cestas para ropa sucia, estantes y despojaderos.
Para livings, salones y comedores:
Mínimo 1 aparador/vitrina, preferiblemente con puertas o gavetas (evita las estanterías abiertas).
Adicionalmente, estanterías y bibliotecas.
Para cocinas:
Un sistema funcional de almacenamiento en función de la forma de la cocina. Tengo un post completo dedicado a ello que puedes revisar aquí. También puedes adquirir nuestro eBook de trucos y medidas, donde comparto secretos y todo lo que necesitas saber para planificar la organización de tus espacios. Puedes acceder a él aquí
Así concluimos esta entrada con las 7 reglas que transformarán la forma en que organizas tu hogar. Estoy convencida de que estas pautas te brindarán la paz y simplicidad que mereces, permitiéndote abrir espacio a lo que realmente te hace feliz y dedicando más tiempo a lo que importa.
Me encantaría saber cuál de estas reglas podría generar el mayor cambio en tu vida, así que no dudes en dejarme un comentario 👇🏻💬. ¡Tu opinión es valiosa y me encanta ver que estos posts son útiles para ti!
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Te deseo una semana maravillosa y espero verte pronto. ¡Un abrazo! 😉🥰👋🏻